La integración escolar ha iniciado con
pasos lentos pero seguros su recorrido hacia un presente y un futuro que se
confía dará excelentes frutos.
Se habla de integración escolar de chicos
con necesidades educativas especiales (NEE) en relación a la incorporación de
estos alumnos a las escuelas “comunes” en las que puedan compartir con otros
niños que no necesariamente presenten alguna dificultad en relación al
aprendizaje.
La
integración escolar es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
La idea de la integración escolar se basa
en el paradigma de que es más productivo para todos un grupo heterogéneo que
uno –supuestamente- homogéneo y que con la inclusión en el aula de chicos con
NEE se benefician tanto unos como otros.
¿QUÉ ES LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
-Es permitir a un sujeto con discapacidad participar
de una experiencia de aprendizaje, en el ámbito de la escuela común.
-Es permitir que este sujeto pueda, desde sus posibilidades, construir sus aprendizajes junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades.
-Es aceptar las diferencias.
-Es reconocer en la heterogeneidad la mejor condición para el intercambio (aprendizaje).
-Es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
-Es una toma de posición.
-Es un derecho de los sujetos que tienen alguna discapacidad.
-Es permitir que este sujeto pueda, desde sus posibilidades, construir sus aprendizajes junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades.
-Es aceptar las diferencias.
-Es reconocer en la heterogeneidad la mejor condición para el intercambio (aprendizaje).
-Es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
-Es una toma de posición.
-Es un derecho de los sujetos que tienen alguna discapacidad.
-No es un “favor” que hacemos a los sujetos con
discapacidad.
-No es una imposición, que nos llega desde algún lado.
-No es una estrategia mágica.
-No es sólo una cuestión de “buenas intenciones”.
-No es una imposición, que nos llega desde algún lado.
-No es una estrategia mágica.
-No es sólo una cuestión de “buenas intenciones”.
¿A QUIÉN LE SIRVE LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
A Todos:
Al Alumno con discapacidad, porque construye sus
aprendizajes en un espacio social próximo, que le es familiar, al cual
pertenece y donde están sus pares más cercanos, sus amigos del barrio, sus
vecinos. Porque el intercambio con otros sujetos, con mayores posibilidades, le
permite un mejor desarrollo de las propias. Y porque aprende que, a pesar de
sus dificultades, es aceptado en un espacio común, donde se irá constituyendo
como sujeto, reconociéndose y afirmándose con sus posibilidades y limitaciones.
A la Escuela común, porque a los que transitan
“normalmente” por ella (docentes y alumnos) les brinda la oportunidad de
aprender a comprender, aceptar, conocer, compartir y vivir con las
“diferencias”. Porque estos aprendizajes, más allá de ser contenidos
curriculares, son la esencia misma de una sociedad abierta, democrática y
progresista.
A la Escuela especial, porque abre sus puertas y sale
a otras instituciones. Porque cuestiona y pone en crisis sus parámetros de
“normalidad” y se enriquece con otros aportes.
Y porque se integra con otros niveles del sistema
educativo, rompiendo aquellos cercos que históricamente se fueron construyendo,
desde adentro y desde afuera.
A la, que como pequeño todo
social, aprende a reconocer y conocer las distintas partes que lo integran,
pudiendo así comenzar a hacerse responsable de las personas diferentes que
forman parte de ella.
¿QUÉ PASA, EN LA ESCUELA COMÚN, CUANDO TENEMOS UN ALUMNO INTEGRADO?
Cuando ingresa o tenemos en el grupo escolar un alumno
con una discapacidad, pueden pasarnos muchas cosas:
... A veces, aparece el miedo, el temor a lo
desconocido, porque además de ser distinto, es extraño, es como un “extranjero”
en mí campo de “conocidos”. Y yo también me siento extraño ante él.
... A veces siento angustia, “me siento mal con él y ante él”.
... A veces lo rechazo, consciente o
inconscientemente, “Él/Ella no debería estar aquí, ¿acaso no existen las
escuelas especiales?”.
... Otras veces aparece la lástima, “¡Pobrecito!, me
da pena, que haga lo que pueda. Bastante desgracias ya tiene”.
... Y casi siempre está la inseguridad, “¿Estará bien
lo que estoy haciendo?. ¿No necesitará otra cosa distinta?”.
Junto con estos y otros muchos sentimientos posibles,
también aparece la razón y nos preguntamos: “¿Estoy preparado -como docente-
para trabajar con un alumno discapacitado?”. Y a esta pregunta retórica, muchas
veces la respondemos: “Yo no estudié para trabajar con esta clase de alumnos”.
Estar preparado, ¿qué significa?, ¿qué quiero
decir?,¿qué es estar preparado?; sus padres no estaban preparados para recibir
un hijo discapacitado; la sociedad pareciera que tampoco, ¿la escuela?...¿Y los
maestros?...
Es cierto que, los maestros de escuela común, en su
formación profesional no abordaron este aspecto, pero se puede aprender. No es
una cuestión de deseo o voluntarista, es una necesidad y un derecho. Y, cuando
hay una necesidad y un derecho, hay una obligación. El sistema educativo, el
Estado, está obligado y es responsable de promover y garantizar una
capacitación adecuada.
La presencia de un alumno con discapacidad en la
escuela puede “despertar” muchas cosas y nos abre un nuevo espacio de
aprendizaje.
Todo aquello que sentimos y pensamos, ante un sujeto
con alguna discapacidad, en sí mismo no es ni bueno ni malo, es lo que nos
pasa. El asunto es ¿qué hacemos con eso que nos pasa?.
Este blog está dedicado a eso: ¿A qué hacemos con eso
que nos pasa? ¿Qué instrumentos podemos utilizar para acercar el conocimiento
sobre esas discapacidades a los demás alumnos? ¿Cómo podemos los maestros
abordar la carencia de formación profesional a la hora de presentar estos
aspectos a los alumnos?
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